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El Castillo de Chapultepec, testigo de la historia


Historia del Castillo de Chapultepec

Antecedentes del Castillo de Chapultepec

Sobre el cerro de Chapultepec, un antiguo y extinto volcán que se alza ligeramente sobre lo que fue un gran lago, se alza también no solo el único castillo con historia de América, sino también muy probablemente el único castillo construido sobre un volcán.

Los primeros indicios de ocupación humana en la zona de Chapultepec se remontan 2,500 años a.C.

Se cree que los teotihuacanos poblaron la zona o al menos tuvieron influencia allá por el año 200 de nuestra era. No se sabe, pero fueron los mexicas quienes consideraron el cerro de Chapultepec un sitio histórico y sagrado.

Y como es natural y ocurre en todo el mundo, fue considerado también de importancia estratégica por los mismos mexicas no solo por poder controlar desde la cima, sino por los manantiales de agua presentes en este cerro.

En este cerro de Chapultepec se dice que dieron lugar algunos hechos como la designación de Huitzilihuitl como huey tlatoani de los mexicas, así como referido como sacrificio de Copilli a modo de acto fundacional de Chapultepec como su ciudad definitiva, lo que marcaría un antecedente de la fundación de México-Tenochtitlan.

Este hecho, el que muchos hoy en día consideren al cerro de Chapultepec como un lugar sagrado y marcado por actos de consagración con sacrificios humanos incluidos, marcará su historia actual.

Muchos años pasaron hasta que el llamado héroe de Pensacola y Conde de Gálvez, Bernardo de Gálvez, Virrey de la Nueva España, ordenó su construcción el 16 de agosto de 1785 a Francisco Bambitelli y Manuel Agustín Mascaró, cuando apenas llevaba un par de meses en el cargo.

Pocos o nadie habla de esto, pero es algo que salta a la vista sin pensar demasiado;

El caso es que el malagueño Bernardo de Gálvez era un militar más que un político, y un militar experimentado y curtido en batalla. Y el hecho de que justo antes de haber sido nombrado Virrey de la Nueva España haya sido Gobernador de Luisiana durante siete años, la cual pertenecía a la Nueva España a raíz del tratado de Fontainebleau de 1762 y ratificado con el tratado de París de 1763, y en donde participó en la lucha activa en contra de los británicos durante las guerras de independencia de los Estados Unidos, nos hace pensar en los vientos de guerra que ya corrían por aquellos años.

Si a eso sumamos que Bernardo de Gálvez fue removido de su cargo de Virrey en 1786, tan solo un año después de su llegada y de ordenar la construcción de un castillo, nos hace pensar en muchas cosas más.

Suele decirse que en sus inicios, no sería un castillo sino un simple lugar de recreo y descanso.

La historia misma contradice esa versión.

La lista de virreyes posteriores a Bernardo de Gálvez transcurrió muy rápido, más rápido de lo normal. Esto llevó a que la obra encargada inicialmente tuviera que ser abandonada, y transcurrieron dos décadas hasta que en el año de 1806 fue adquirido por el Ayuntamiento de México.

La presión norteamericana sobre Las Españas cada vez era más fuerte, sobre todo y como siempre por debajo de la mesa. Sobre estos temas Gálvez era un enterado, de hecho paso sus últimos años como asesor de La Corona en asuntos con los nuevos Estados Unidos, quienes ya ejercían presión sobre las fronteras para ganar territorio.

Perfectamente sabía que en cualquier momento sería necesario defender el gobierno desde un punto más estratégico, y no de una invasión precisamente, sino de una revolución color sepia, que no tardó mucho en tener lugar.

Muy fieles a su estilo.

Y por lo demás, nunca faltan los tarugos…


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